¡Dios salve a las minas del Nuevo Mundo!

12:09


Por Fabiola Espinoza Vergara
Estudiante de Sociología – Universidad Nacional Mayor de San Marcos
fabiolaespinoza1922@gmail.com

La explotación minera en la América prehispánica formaba parte de una actividad mágico-religiosa. Las minas  mismas eran lugares de culto (Ramirez 2007). La llegada de los europeos a América en 1492 y el inicio de la colonia trajeron consigo la lógica de acumulación de riquezas sobre la que vivimos hasta estos días.

 Así, la extracción y la comercialización de recursos (plata, oro y mercurio), bajo condiciones de esclavitud de indígenas americanos posibilitaron la administración de las Indias, solventar las guerras religiosas al interior de la Metrópoli y brindarle un nuevo posicionamiento en las jerarquías de poder mundial.

En este texto, analizaremos la economía minera colonial en relación a la sociedad colonial. Finalmente, acompañan a este relato un par de reflexiones acerca de la actual política minera en el Perú[1].

 La mina de Potosí destaca entre las zonas productivas de la corona Española

Economía colonial y la crisis de cada día

La minería en el virreinato peruano atravesó periodos de crisis y apogeos. Durante  los siglos XVI y XVII  se observa una expansión de la actividad minera cuya mayor expresión se encuentra en las grandes exportaciones de plata a la metrópoli. Por el contrario, el siglo siguiente se caracterizaría por una crisis de minas que a su vez coadyuvó a una crisis de la economía colonial.

El periodo de apogeo de la minería tuvo lugar en el siglo XVI y XVII. Existía mano de obra barata (mita minera e indios sin tierras), avances tecnológicos como la fundición de plata con amalgama de mercurio que llegó a América en 1571; además, en 1545 se descubre la  gigantesca mina de Potosí, que sería la más grande mina de plata de la región. Con tales condiciones, la minería en las Indias era una actividad altamente rentable, a través de la cual la corona española financiaba las guerras de la llamada Reconquista.

Sin embargo, la minería es una actividad efímera. A principios del siglo XVIII se produce una gran crisis. Los depósitos más ricos en minerales (Potosí[T1] , Cerro de Pasco, entre otros) ya habían sido explotados. Continuar con la extracción de mineral requería el uso de nuevas tecnologías que superen las limitaciones del territorio. No ocurrió así. Es más, por aquellos años sobrevino una gran escasez de mercurio que disminuyó aún más las exportaciones de plata a la metrópoli. Pero quizá el elemento determinante fue la falta de mano de obra indígena. La mita minera, las atroces condiciones de trabajo y la gran cantidad de muertes dentro de las minas[2]  (Hunt, 1973) produjo una gran cantidad de evasiones  y fue una de las causas para las grandes rebeliones indígenas del siglo XVIII.



Túpac Amaru II lideró una rebelión en el siglo XVIII

Durante la segunda mitad del siglo XVIII se produjeron las Reformas Borbónicas, las cuales generaron cierto impacto en la economía colonial. Los principales cambios fueron la transferencia de Charcas al virreinato de Río de Plata, con lo cual se transfería la gran mina de Potosí que, como se vio,  era el eje económico de toda la zona sur peruana. Además, estas reformas introdujeron el libre comercio, con lo que se puso fin al monopolio de Lima.

Pero ¿Por qué la crisis minera significó una crisis de la economía colonial en general?  La crisis continuó hasta mediados del siglo. La menor actividad en Potosí y las demás minas generó una baja en la demanda de abastecimiento de productos de primera necesidad. Los ingresos de la economía comercial española -que tenía el monopolio de la venta de ropa y alimentos a Potosí- disminuyeron considerablemente. Varias minas fueron abandonadas por lo que  los indígenas que laboraban en ellas, desarrollaron la producción agrícola de subsistencia[3]. Pero la economía indígena de subsistencia estaba subyugada por la economía comercial española, ya que los excedentes  producidos eran entregados ya sea como tributo indígena,  obligaciones laborales indígenas en los obrajes (mita obrajera) y/o la mita minera.

Con estos elementos se observa que existía una relación de subordinación de la agricultura indígena de subsistencia para con  la economía comercial. Y, a su vez, una relación de dependencia de la economía comercial para con la actividad minera (acentuada sobre todo en las provincias del sur y la mina de Potosí). Por lo que no resulta extraño que una crisis minera diera como resultado una crisis de la economía colonial. De acuerdo a Hunt, en el periodo de fines del siglo XVIII, la economía colonial presentaba un decaimiento industrial, debilidad agrícola, recuperación minera y prosperidad comercial (1973:60)

A pesar de que la actividad minera se encontraba en crisis (o quizá como consecuencia de la crisis) el virreinato peruano no desarrolló la actividad manufacturera, si no que se limitó a recibir importaciones del virreinato de Buenos Aires.

La resaca extractiva de nuestras noches

Durante los noventa, América Latina recepciona una “avalancha” de inversiones (De Echave et. al., 2009). Los altos precios de los minerales, las nuevas tecnologías, las reformas institucionales y las altas tasa de crecimiento de China e India provocaron que la minería en Latinoamérica concentre a las grandes inversiones internacionales. La década del 90 reactivó la larga tradición minera Perú.

Empresas extractivas exportadoras colonizan nuevos yacimientos de recursos naturales despojando a pequeños propietarios y  organizaciones comunales con el argumento de que los recursos se deben asignar a quienes más riqueza económica produzcan con ellos. La esperanza alimentada desde los centros de poder  de que las mayores inversiones lograrán reducir los niveles de pobreza no es un nuevo discurso. Pero los conflictos actuales alrededor de las industrias extractivas ponen en tela de juicio a la política económica del Estado para salir de la pobreza.

Hemos sido y seguimos siendo una economía primario-exportadora que, a través del monopolio comercial español, abastecimos durante la colonia a la demanda europea. La historia no se repite, pero como vemos, se pueden repetir grandes viejos errores.


BIBLIOGRAFÍA

Arellano, J (2011) ¿Minería sin fronteras? Conflicto y desarrollo en regiones mineras del Perú. Lima: Instituto de Estudios Peruanos-  Fondo Editorial PUCP
Bury, J. (2007) Neoliberalismo, minería y cambios rurales en Cajamarca. En A. Bebbington (ed.) Minería, movimientos sociales y respuestas campesinas. Una ecología política de las transformaciones territoriales (2° ed.), Lima: Instituto de Estudios Peruanos-CEPES: pp.49-80.
Gonzales de Olarte, E. (2007) La descentralización: una oportunidad que se puede perder. En Revista Coyuntura, análisis económico y social de la actualidad. Lima: CISEPA, año 3 (12)
Hunt, S (2011) La formación de la economía peruana (1°edición), Lima: BCRP, IEP, PUCP.
Manrique, N. (1992) Cristianos y musulmanes: El imaginario colonial del descubrimiento de América. En Revista Márgenes Año V N° 9. Lima: Casa de estudios del socialismo:SUR
Monge, C. (2012) Entre río y río: El apogeo y crisis del extractivismo neoliberal y los retos del postestractivismo en el Perú. En: A. Alayza y E. Gudynas (ed.) Transiciones y alternativas al extractivismo en la región andina: Una mirada dese Bolivia, Ecuador y Perú. Lima: CEPES, RedGE.
Ramírez, S. (2007) La minería y la metalurgia nativa en el norte peruano (siglos XVI- XVIII). En:                           Anuario de Estudios Americanos, 64, 1, enero-junio, pg. 175-208. Sevilla, España





[1] El análisis de las consecuencias sociales de la economía minera colonial queda pendiente para el vol. 2
[2] “En las áreas mineras y en otras, el Perú de la mitad del siglo XVIII era un país despoblado, comparado ya sea con lo que había sido o lo que sería un siglo y medio después” Hunt 1974: 47.
[3] La agricultura de subsistencia se convirtió en una de las principales actividades económicas en el medio rural (Hunt, 1974)

 [T1]Los primeros registros oficiales tuvieron lugar en abril de 1545, pero se cree que los españoles
descubrieron la plata del cerro potosino entre 1543-1544. I. M. Ballesteros Gaibrois (“Notas sobre
el trabajo minero en los Andes con especial referencia a Potosí (s. XVI y ss.)”

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