Indicadores Directos e Indirectos de Vulnerabilidad ante Desastres Naturales
11:55
Lima.- 16 de Mayo del 2015
¿Es posible estimar cuán vulnerable es un país por medio de
indicadores como el PBI, la agricultura o el número de fallecidos ante un
fenómeno natural? ¿Debemos apostar por un solo indicador o contar con muchos?
En el año 2000, el economista Tom Crowards, bajo el auspicio
del Banco de Desarrollo del Caribe, publicó un documento titulado “Comparative
Vulnerability in Natural Disasters in the Caribbean”.
En aquel trabajo el autor buscó ponderar o valorar la vulnerabilidad de los países ante desastres naturales por medio de un conjunto de variables-indicadores. A continuación enumeraremos las conclusiones que obtuvo cuando se analizó cada uno de los indicadores para medir la vulnerabilidad de los países y nuestra opinión sobre el particular.
Las Islas caribeñas son particularmente vulnerables a los fenómenos naturales. |
Indicador 1: Número de eventos desastrosos
Una manera para comparar la vulnerabilidad de un país frente
a eventos naturales es el número de desastres acaecidos en un mismo período de
tiempo. Para esto, generalmente se utiliza como indicador el número de
desastres naturales por año.
Desventajas.- Estas cifras no toman en cuenta factores
sociales como la prevención, mitigación, preparación, etc; muy importantes para
medir la vulnerabilidad también. Por lo tanto, enfocarse solamente en el número
de eventos no nos indicará la vulnerabilidad de un país ante eventos naturales.
Además se necesita realizar una conversión respecto al tamaño del impacto, sea
en población o en áreas, para que sea comparativo con los países continentales
que son normalmente más grandes. Otro problema es la definición de desastre. Se
dice que en un país grande, pequeños eventos pasan desapercibidos mientras, en
las islas caribeñas o en países pequeños, son tomados en cuenta y
contabilizados.
Indicador 2: Impactos macroeconómicos
Debido a la frecuencia de huracanes en los países caribeños,
Brown (1994) estudio la relación que existe entre estos fenómenos y tres variables
macroeconómicas, a saber: la inflación, el turismo y la balanza comercial. D.
Pantin (1997), en un trabajo para la ONU referido a indicadores de
vulnerabilidad en países pequeños en desarrollo, propuso un método: analizar el
comportamiento de variables como el PBI, las importaciones y exportaciones,
comercio, inflación, deuda externa e inversión doméstica. Pantin propone
analizar estas variables tres años antes del evento, durante el año en que se
da el evento y tres años después del mismo.
Desventajas.- Debe buscarse una ponderación lógica y
adecuada de los 7 indicadores mencionados pues no todos reflejan lo mismo.
Además, se debe esperar que en los tres años posteriores y anteriores no haya
habido eventos desastrosos para realizar mejores comparaciones. Por último,
cada una de estas variables ha demostrado comportarse diferente en el tiempo,
de tal manera que el turismo puede regresar a crecer y el PBI puede caer, por
lo que resulta difícil saber si es causa del desastre natural o de otros
factores igualmente relevantes como decisiones políticas o el estado de los
mercados a nivel mundial, entre otros.
Indicador 3: Volatilidad de la producción agrícola
Debido a que el contacto hombre-naturaleza se manifiesta
claramente en las actividades productivas primarias, y más en aquellas donde el
ecosistema debe trabajar cíclicamente para producir biomasa, los efectos en la
agricultura son tomados como otro posible indicador. Principalmente porque un
cambio en las temperaturas, en la cantidad de lluvias o una plaga puede
impactar su comportamiento normal.
Desventajas.- Si se remiten a las cifras de producción en el
período de tiempo post-desastre, es posible confundir las causas reales de los
problemas en la agricultura. Quizá se atribuya a los efectos de un huracán, la
baja producción agrícola, pero el problema puede ser de otra índole. Además, es
necesario distinguir dentro de las cifras sobre agricultura que hay diferentes
rubros al interior como son forestería, ganadería, etc.; de tal manera que se
debe tener cuidado de utilizar los indicadores de agricultura como indicadores
de vulnerabilidad ante desastres naturales.
Indicador 4: Costo de los bienes (muebles e inmuebles)
El valor económico de los bienes dañados es una buena
estimación del impacto y permitiría conocer la vulnerabilidad.
Desventajas.- Existe dificultades para saber el valor de
bienes pérdidos, aun está por definir si se trabaja con un justiprecio, el
valor de mercado o el valor contable de los bienes. Además, no ha sido común
practicar una estimación seria en los países en desarrollo. Según el CRED de la
Universidad de Lovaina, solamente un 26% de los desastres a nivel mundial,
entre los años 1990 y 1998, han estimado el valor de sus bienes perdidos.
Además, y no menos importante, se puede menospreciar el evento o la
vulnerabilidad considerando que la población pobre está más expuesta,
generalmente, a eventos peligrosos, de tal manera que si contabilizamos sus
bienes pérdidos como medida del impacto estos arrojarán cifras irrelevantes
pues sus bienes valen poco en el mercado (esteras, objetos de segunda mano,
etc.).
Indicador 5: Número de damnificados y muertos
Estas cifras son un indicador importante pues revelan el
impacto que ha tenido el evento sobre la vida humana, destacándose entonces lo
vulnerable que es un territorio.
Desventaja.- El problema aquí radica en la difícil tarea de recolectar
datos. Los países en desarrollo tienen mayores problemas para registrar datos y
para estructurar sus bases de datos. Como vimos en un artículo anterior, aún es
difícil saber cuántos desastres han ocurrido, tanto porque no se registran
adecuadamente así como porque no se sabe qué es realmente un desastre (un alud,
un incendio, un asalto), asimismo no es fácil saber cuántas personas se han
visto afectadas directamente por el evento.
Indicador 6: El criterio experto
En Perú suele llamarse criterio experto al modo como un
“especialista” saca conclusiones haciendo uso de medios técnicos y científicos
a la vez que hace gala de sus intuiciones y percepciones en base a su
experiencia. En este caso, Crowards no se refiere exactamente a este tipo de
criterio experto sino al hecho de crear series de tiempo para pronosticar
futuros eventos peligrosos.
Desventaja.- El problema es que no se tiene suficiente
información histórica por lo tanto, un lugar aparentemente seguro puede no
serlo en realidad. Además, el comportamiento climático y geofísico es un tanto
caótico e impredecible, de tal manera que no se puede afirmar que una zona no
sufrirá un terremoto de magnitud 9 solamente porque siempre ha sufrido
temblores de magnitud 3. Es decir, el pasado no es la prueba definitiva de los
acontecimientos futuros.
Opinión
Tras revisar las desventajas de los indicadores de
vulnerabilidad elaborados por Croward –que han sido convenientemente resumidas
y ordenadas por nosotros- es válido preguntarse ¿Es imposible medir la
vulnerabilidad ante eventos naturales?
La respuesta es no, no es imposible medir la vulnerabilidad.
Lo que el texto nos sugiere es que tengamos cuidado de utilizar
determinadas medidas como indicadores de vulnerabilidad, pero veremos que con un trabajo cuidadoso y objetivo es posible estimar la vulnerabilidad mediante indicadores. Antes, veamos que podemos agrupar y distinguir
entre indicadores indirectos e indicadores directos.
Indicadores directos
|
Indicadores indirectos
|
Número de
eventos desastrosos
|
Variables macroeconómicas
|
Número de
damnificados
|
Volatilidad agrícola
|
Número de
muertos
|
Series de tiempo
|
Valor de los
bienes perdidos
|
Los indicadores indirectos tienen la difícil tarea de cambiar
su comportamiento estadístico como efecto o por correlación con el evento
desastroso. Pero, si nos fiamos de estos podemos cometer errores serios, ya que
el comportamiento de los indicadores indirectos es consecuencia de más
variables aun. Esta metodología es aceptable en países caribeños porque son
pequeños espacial y económicamente. Muchos países solamente viven del turismo,
de las finanzas (paraísos fiscales) u otras fuentes puntuales. Sin embargo,
quizá no sería tan fácil de aplicar en economías complejas como Japón o
Australia.
De otra parte, los indicadores directos tienen problemas de
otra naturaleza. Según lo entendido en el texto, la principal razón es la falta
de profesionalismo en el recojo de datos y la estructuración de la base de
datos, que va de la mano con una clara teoría del riesgo que defina que debe
consignarse y que no en esta clase de acontecimientos.
No obstante los aportes y ajustes metodológicos necesarios,
es posible que la tarea de estimar la vulnerabilidad por medio de variables
generales sea un buen tema de investigación, pero de preferencia si se conecta
con las tres partes que conforman el concepto de vulnerabilidad, a saber:
fragilidad, exposición y resiliencia. De esta manera, si de desastres naturales
se trata, la variable espacial y estructural (ambas conforman planificación
física) frente a la geofísica, adquiere un valor muy importante. Entonces, si
la vulnerabilidad de una población, de un ecosistema o de bienes muebles o
inmuebles, frente a un evento es alta, con certeza debería reflejarse en un
alto número de damnificados, muertos y bienes perdidos, e incluso en un mayor
número de eventos desastrosos.
Entonces, vemos como existe una relación clara entre indicadores directos y los fenómenos naturales desastrosos, que en el caso de los indicadores indirectos se complica notablemente.
Entonces, vemos como existe una relación clara entre indicadores directos y los fenómenos naturales desastrosos, que en el caso de los indicadores indirectos se complica notablemente.
Conclusión
Existen desventajas de utilizar determinados indicadores
para medir la vulnerabilidad de un país pero resulta un ejercicio interesante
intentarlo mediante indicadores directos como indirectos. Además, es
necesario saber que la vulnerabilidad tiene muchas caras, todas dignas de
medición. No se trata de lograr una fórmula que combine todas las variables y
nos diga que evento fue el más dañino de todos en general, aunque sería
interesante intentarlo; se trata de generar una estimación de la vulnerabilidad
“multidimensional”, del mismo modo como se habla sobre la pobreza
multidimensional. De esa manera sabremos el número de damnificados, de muertos,
de bienes perdidos, de eventos ocurridos, y demás, pues, a modo de ejemplo,
para conocer cuántos camotes nos han robado debemos contabilizar camotes, no
maíz, igual ocurre con las mediciones de vulnerabilidad. No basta el número de
muertos solamente o de bienes perdidos, cada uno de estos ítems es importante y
comparable entre países. Es adecuado tener varios indicadores, no solamente uno.
Pero debemos recordar qué son indicadores. En el caso de los
indicadores directos están ligados a dos de los tres conceptos de la
vulnerabilidad, es decir a la fragilidad y la exposición. Considerando que los
desastres naturales afectan de manera diferencial a la población en función a
su localización (exposición) y su solidez infraestructural (fragilidad), el
resultado tras el evento nos dirá cuán vulnerables eran tales espacios, tales
poblaciones, etc.
Entonces, ¿qué debemos hacer? Lo que debemos hacer es poner
un granito de arena para corregir las fallas en la recopilación de datos y la
estructuración de bases de datos, lo cual implica antes una corrección
teórico-metodológica del riesgo en general. A partir de esto, lo siguiente será
perfeccionar los indicadores.
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