Teoría y Práctica: una dupla malentendida

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 Autor: Alex Marcelo Carrillo Díaz

Geógrafo

Teoría y práctica, es una pareja de palabras muy utilizada en círculos académicos y en el habla cotidiana, sin embargo, más allá de lo cómodos que nos sintamos utilizándolas para referirnos a diversas actividades, es posible que ese uso indistinto nos lleve a elaborar concepciones inexactas de la vida humana, creando ilusiones mentales con efectos negativos a nivel social.


Uso de los términos teoría y práctica

En un curso de química, para buscar un ejemplo perfecto, teoría se entiende como todo el conjunto de información que se nos transmite y debe ser memorizada o mínimamente entendida. La práctica se da cuando el estudiante ingresa al laboratorio y manipula instrumentos, que replican un experimento.

Teoría también es todo lo que se encuentra en los libros de texto de matemática, y práctica sería la resolución de problemas.

Otra clasificación que se hace entre teoría y práctica suele ser la diferencia entre estudiar y trabajar. Estudiar en la universidad sería lo teórico; trabajar, lo práctico. Incluso lo teórico se puede interpretar como lo que dice una norma, y lo práctico hace referencia al cumplimiento de la misma. Algunos dirían, en teoría mi horario laboral es de ocho horas, pero en la práctica trabajo nueve.

Hasta ese punto hay consenso, pero qué ocurre si nuestro trabajo consiste en analizar, evaluar e incluso proponer conocimiento, si nuestro oficio es el de ser teóricos en un sentido convencional, al estilo de Stephen Hawking, quien desde una silla de ruedas y sin poder moverse trabajaba como astrofísico teórico. Es decir, en resumen, alguien que se dedica al oficio de estudiar y pensar: ¿sería un teórico o un práctico? Allí donde la teoría y la práctica parecen unirse, cómo denominaríamos al individuo, qué es lo que realmente hace.


La raíz de las palabras teoría y práctica

Teoría es una palabra que proviene del latín theoría, la cual surge del contacto entre el observador o theoros y el hecho de observar o theorein, lo cual se lleva a cabo en un teatro o theatron. Teoría, por lo tanto, es la representación que surge del acto de ver en calidad de espectador un determinado objeto o espectáculo. Un teórico, por lo tanto, sería un theoros, es decir, un observador. Mientras que la praxis o práctica, es aquello que se lleva a cabo en el estrado del teatro. “Puede decirse que la cuestión de la teoría y la práctica, o la brecha entre teoría y práctica, se abre por primera vez en el teatro y en tanto que teatro” (Critchley, 2020).

La definición griega estuvo circunscrita al teatro, a partir de la cual se ha ido expandiendo hasta el punto que hoy abarca ámbitos muy distintos. Intentando acomodar los términos hacia la educación, teoría sería el pensamiento que surge de observar algo, es decir, es el aprendizaje por observación. Práctica o praxis sería aquello que estamos observando, sea la clase del profesor o incluso un experimento.

De esa manera, la teoría no la encontrarás en un libro de texto, ni sería el contenido conceptual de una disciplina, sino que, bajo la definición primitiva, teoría es la interpretación de los hechos que obtiene un observador. Un teórico por excelencia, en ese sentido, sería el alumno que ve al profesor, quien en ese momento sería un práctico.

En ese sentido, para ser un práctico, se necesita del teórico que nos observe. Un proceso en solitario como la resolución de problemas matemáticos en un cuaderno no sería hacer algo práctico. Podríamos recurrir, en este caso, a la palabra entrenamiento, al quehacer repetitivo de una actividad que deseamos dominar, como la resolución de problemas algebraicos, dibujar o patear una pelota hacia un objetivo.

Mientras para que una persona sea un práctico, se requiere de un teórico, un teórico no necesita de una persona práctica, ya que el teórico puede observar fenómenos de la naturaleza como una avalancha o un ecosistema sin presencia humana, siendo la naturaleza en este caso la protagonista del espectáculo, la praxis, donde centra sus ojos el theoros.


Efectos socialmente negativos del uso común

En nuestro lenguaje moderno, somos muy ahorrativos y hemos utilizado estas palabras de una manera en la que le hemos cambiado el sentido. Aun así, las personas se entienden, pero usar una palabra con muchas acepciones puede tener efectos negativos.

Desde el punto de vista social, quizá el efecto más negativo que tenga el referirse a alguien como un teórico, es que se le cree muy desligado de la vida real o a algo falso. “En teoría la policía debe defendernos, pero en la práctica también nos asaltan”, refleja el sentido de la falsa teoría y la verdadera práctica.

Teórico entonces no es alguien que observa, sino alguien que piensa y está enfrascado en lecturas sin mayor utilidad en la vida cotidiana o desconectado del trabajo y la producción. Es cierto que algunos estudiosos lo están, existen filósofos que hablan sobre el ser y la nada, y se mantienen solamente en eso. Muchos profesores universitarios no enseñan bien en las aulas ni producen investigaciones, solo se dedican a hablar y enseñar sobre temas que no conocen bien o en los que están muy desactualizados. Asimismo, hay personas atrapadas en ideologías antiguas, que a primera vista parecen buenas, pero realmente son simplificaciones de la realidad social que no conducen a nada bueno. Otros son eruditos para justificar la violencia o alguna dictadura sanguinaria, o para quejarse de un opresor sin conocer a fondo de lo que hablan.

Existen los “teóricos” zafados, o, mejor dicho, los intelectuales zafados, y son muchos, innegablemente. Por ello, probablemente es que la persona teórica, en el sentido convencional del término, no es bien vista. Un teórico termina siendo alguien que por analogía no trabaja y se encuentra alejado de la realidad, sin respuestas sensatas, mundanas, que ayuden de verdad con respuestas a las interrogantes importantes de la vida. Por ello, me sorprendo mucho leyendo los diálogos de Platón, donde Sócrates aparece como un sabio que puede hablar plenamente de geometría como de la muerte en un sentido correcto, siendo objetivo e informativo. ¿Es posible en la actualidad que alguien tenga tal nivel de erudición? Parece que nos está vetado llegar tan lejos.

Siempre pensé, de joven, que leer a los autores antiguos era una pérdida de tiempo, me alegra haber estado equivocado. En el pasado los intelectuales se entregaban de manera más integral al estudio. Resulta increíble como conocían tanto sin tener acceso a internet o a las grandes bibliotecas de hoy, las cuales brillan por estar vacías o por ser sitios donde se busca más entretenimiento frío y no cultura académica, ciencia o filosofía.

Leyendo las fuentes antiguas podemos corregir nuestra visión de las cosas en la actualidad. Hemos sido ahorrativos en el uso de los términos teoría y práctica, y pienso que sería bueno ceñirnos a lo que propone la raíz etimológica de observador y observado. E indico que es importante revisar la bibliografía antigua porque entre los científicos se usa la palabra teoría como “conjunto ordenado de ideas demostradas a través del método científico”, añadiendo más leña al fuego de la confusión.

Parece que no tenemos buena imaginación para palabras o dicotomías nuevas bien formadas[1].

 

REFERENCIAS

Critchley, Simon. (2020). La tragedia, los griegos y nosotros. Turner Noema Publicaciones.



[1] Salvo para el experimento bastante burdo como el del lenguaje inclusivo de género, dentro de los márgenes y normas correctos de la lengua, últimamente no somos muy creativos.

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