Las contradicciones de Georges Bertrand acerca del paisaje

14:20


Lima.- 03 de Setiembre del 2014

¿Quién es George Bertrand?

George Bertrand es un geógrafo francés, quien ha sido director del Instituto de paisajismo de la universidad de Toulouse – Le Mirail, y ha escrito muchos artículos y libros sobre geografía y paisaje. Uno de sus aportes más conocidos es el sistema GTP, en referencia a los conceptos geosistema (G), territorio (T) y paisaje (P), aparecido en su libro que fue traducido con el nombre “Geografía del medio ambiente”. Su obra es un paso necesario para conocer que ideas y problemas se formularon los geógrafos que buscaban una reinterpretación de la geografía a partir del concepto de paisaje en la segunda mitad del siglo XX.

Paisaje: una referencia común

Las primeras ideas acerca del paisaje donde encontramos algunas definiciones semejantes a las de George Bertrand podemos encontrarlas en la obra de Carl Troll, quien aportó lo siguiente:

“Bajo el término de “paisaje geográfico” se incluye un sector de la superficie terrestre definido por una configuración espacial determinada, resultante de su aspecto exterior, del conjunto de sus elementos y de sus relaciones externas e internas, que queda enmascarado por los límites naturales de otros paisajes de distinto carácter”.[1]

No obstante, el propio Carl Troll destaca que fue Sigfried Passarge el primero en utilizar la voz “ciencia del paisaje”. En otra oportundad nos dedicaremos a estudiar por qué esta definición de paisaje, en realidad, no fue una novedad en geografía ya que denota o significa lo mismo que el concepto “región” utilizado por Vidal de la Blache y posteriormente por Richard Hartshorne.

Independientemente de esta salvedad, la definición citada funge como la referencia más general que comparten muchos geógrafos hasta la actualidad sobre el paisaje. George Bertrand no es ajeno a esta adherencia conceptual, solamente que, en su caso, además de asumir dicha definición, agregó otras ideas que le darían cierta originalidad y aires de profundización.

Intención de los geopaisajistas

El principal enigma al que se enfrentaron los “geopaisajistas”[2] fue identificar cuáles son los criterios correctos para delimitar un paisaje y distinguirlo de otro. Precisamente en ese intento es cuando se confunden casi completamente con los “georegionalistas”[3]. [Al final del texto pueden leer los significados de geopaisajista y georegionalista].

En medio del intento por distinguir los paisajes entre sí, había otro problema transversal en la geografía de la Europa latina, es decir en la geografía practicada desde Portugal, España y Francia por lo menos. Ese problema transversal era cómo justificar que la geografía era una ciencia[4]. A fines de los años 1960, fecha cuando escribe Bertrand su libro “Paisaje y geografía física global”,  ya se discutía sobre la inconexión entre la geografía física y la geografía humana, así como qué lugar ocupaba la geografía tras la aparición de la ecología.

Por estos motivos, la búsqueda de la “unidad espacial” como objeto de estudio de la geografía para los geopaisajistas implicaba una revolución teórica que le brinde unidad a la geografía y la rescate de su desmembración e inclusive su futura extinción como disciplina.

Intención científica de Bertrand: la ciencia diagonal

En el sentido de los geopaisajistas, George Bertrand buscaría la unidad espacial o unidad de paisaje. Sin embargo, su propuesta metodológica excluye los intentos de “análisis”. La separación del todo en sus partes constituyentes no forma una posibilidad de estudio para George Bertrand. ¿Qué significa esto? George Bertrand creía que separar el paisaje, es decir aquello que podemos observar a nuestro alrededor, implicaba regresar a la geografía a un estado de desmembramiento, donde no se interconectarían la geografía física con la geografía humana.

                “El paisaje en cuanto objeto, tal como ya lo hemos definido, exige un tratamiento científico propio. Por un lado, escapa a los diversos análisis sectoriales así como a la suma a posteriori de los mismos…”[5]

El paisaje no es simplemente la suma de unos elementos geográficos incoherentes. Es el resultado, sobre una cierta porción de espacio, de la combinación dinámica y, por lo tanto, inestable, de elementos físicos, biológicos y antrópicos que interactuando dialécticamente los unos con los otros hacen del paisaje un conjunto único e indisociable en continua evolución”.[6]

[La geografía física] “… sigue siendo esencialmente analítica y “separativa”, cuando el estudio de los paisajes no se puede realizar si no es en el marco de una geografía física-global”.[7]

Resulta claro entender la desconsideración de Bertrand respecto a la naturaleza analítica y separativa de la geografía física, así como su apuesta por una suerte de “integralidad” en el estudio de los paisajes. Para Bertrand, la naturaleza analítica de la geografía física era un aspecto negativo que debía ser desechado. Sin embargo, este camino adoptado por Bertrand lo llevaría a algunas contradicciones insalvables con otros geopaisajistas, como negar la necesidad de delimitar los paisajes.

Negar la necesidad de la delimitación de paisajes

En el momento de estudiar la totalidad, Bertrand se ve en la complicada situación de negar una de las necesidades principales de los geopaisajistas, a saber: delimitar paisajes. De esta manera llega a afirmar que el criterio de delimitación paisajístico es secundario. Posteriormente intenta proponer un criterio de delimitación, el cual lo citamos a continuación:

“Para cada tipo de fenómenos existen unos “umbrales de manifestación” y de “extinción”, que son los únicos que pueden servir legítimamente de base para una delimitación sistemática de paisajes en unidades jerarquizadas”.[8]

¿Cuál es la contradicción en todo esto? La contradicción radica en que el umbral de manifestación y extinción para un objeto del paisaje como puede ser una comunidad vegetal, o incluso una especie en específico, no necesariamente lo es para toda su comunidad o para otra especie. Los umbrales varían por especie. Podemos encontrar una combinación visual de plantas determinada en un lugar cualquiera, ubicado en un tipo determinado de pendiente, entre otras características del entorno visual. Sin embargo los umbrales diferentes para cada especie harán que exista una gradación de paisaje porque algunas irán desapareciendo lentamente mientras que otras podrían intensificar su presencia ¿En ese momento nos encontraremos ya en otro paisaje o seguimos en el mismo?¿Los umbrales tomados por especie no suponen un “análisis” de las partes y no del todo?¿En qué momento podemos hablar de unidad espacial del paisaje en un entorno donde predomina las diferencias?

La respuesta metodológica más acertada podría ser: “descomponiendo el paisaje en sus componentes” [valga la redundancia]. Es decir, si en una comunidad vegetal, a la cual visualmente la identificamos como un paisaje de nombre “A”, se le sustrayera una o varias de esas especies y se mantuviesen solamente 4 ó 3 ó 2 especies de las que tenía anteriormente, en combinación con algunas otras nuevas especies introducidas pasaría a ser un paisaje “B”. El conteo realizado supone análisis, o lo que es lo mismo, desagregación del todo en sus partes. Mientras que, si asumimos las bases metodológicas de Bertrand tendríamos que conformarnos con el cambio de la totalidad, pero ¿no es la totalidad la suma de sus partes? No es posible prescindir del análisis, simplemente es un absurdo.

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Ambas vertientes ¿son un solo paisaje o dos paisajes diferentes? Sin un análisis que tome en cuenta tanto a los individuos como a la totalidad será muy complicado definirlo. Sin embargo, Georges Bertrand no consideraba el análisis como forma de investigación.


Propiedad emergente = Suma de las partes

El argumento de que una totalidad es más que la suma de sus partes proviene de la época griega clásica y hoy se interpreta como la aparición de propiedades emergentes en los sistemas. Por ejemplo, el hidrógeno y el oxígeno son gases cuando están separados químicamente, cuando se combinan forman líquido, adquiriendo una propiedad que sus elementos por separado no poseen; del mismo modo podría pensarse respecto a las unidades espaciales de paisaje. Al estudio de las propiedades emergentes, George Bertrand lo considera campo de la “ciencia diagonal”, de la cual una de sus representantes es la “ciencia del paisaje”.

Por lo tanto, si seguimos los planteamientos de Bertrand, estas propiedades emergentes que caracterizarían el paisaje son los objetos de estudio del geógrafo. Así, el geógrafo no miraría el árbol sino el bosque. Un cambio en una propiedad emergente implicaría un cambio en el paisaje. Sin embargo habría otro problema a tener en cuenta: la naturaleza científica de tales mediciones.

Medir la propiedad emergente de un paisaje como, por ejemplo, la generación de oxígeno en un bosque tropical sería propia de biólogos, no de geógrafos. Medir la depuración de contaminantes en una corriente fluvial sería propio de la bioquímica. Medir la resiliencia del ecosistema sería propio de ecólogos, etc. ¿Sería geográfico estudiar las propiedades emergentes? Acabamos de ver que no necesariamente, por lo tanto, seguir este camino esbozado remotamente por Bertrand no nos llevaría a ninguna meta esperada para encontrar la integración teórico-metodológica de la geografía. Y lo que aumenta la contradicción, es que muchas de estas propiedades emergentes no pueden ser "observadas con los ojos"[valga la redundancia], por lo tanto no serían parte del paisaje, el cual necesariamente debe percibirse con el sentido de la vista. A estos problemas se enfrenta la propuesta georegionalista de Bertrand.

Imposibilidad del estudio global del paisaje al estilo Bertrand

En un artículo de 1972, de George Bertrand,  titulado “La ciencia del Paisaje”, nuestro autor es muy preciso al dejar de lado la alternativa analítica e interdisciplinaria y se enfoca completamente en su idea de ciencia diagonal o de las propiedades emergentes.

El paisaje en cuanto objeto, tal como ya lo hemos definido, exige un tratamiento científico propio. Por un lado, escapa a los diversos análisis sectoriales así como a la suma a posterior de los mismos…”[9]

Bertrand no cree en el análisis. Su apuesta por la integralidad y las propiedades emergentes, sin embargo, no es más que un discurso antes que una sistematización exenta de contradicciones. La pasión por sus propias ideas lo lleva a decir que el exceso de especialización en la geografía ha desmembrado la disciplina y que eso se debe al pensamiento positivista imperante en Francia. No obstante, una revisión de los textos de Comte o de las ideas de la Escuela de Frankfurt, en autores como Rudolph Carnap por citar uno, nos muestra que la ciencia positiva era una meta por lograr un sistema unificado de conocimiento, donde se buscaba tanto la especialización como los puentes entre las disciplinas. El positivismo no buscaba el desmembramiento sino la unidad.

La causa de la falta de coherencia en la disciplina geográfica no fue la especialización, como creyó Bertrand, sino de los erróneos planteamientos y directrices epistemológicas que dejaron sin coherencia al estudio de la geografía en los países de la Europa latina. Muy diferente fue el caso de la geografía anglosajona y nórdica, donde sí lograron sistematizar una geografía avanzada gracias a mejores directrices epistemológicas.

Regresando a las afirmaciones de Bertrand, podemos leer la siguiente cita donde el autor se niega a confiar en la interdisciplinariedad como posibilidad metodológica a su campo de estudio, el paisaje. Bertrand considera que la interdisciplinariedad no es la solución. Tácitamente nos hace entender que, en su opinión, solamente el surgimiento de una "ciencia de las propiedades emergentes" o "ciencia diagonal" es la que puede abordar adecuadamente el estudio del paisaje. Veamos:

“Y por otro, la investigación interdisciplinaria, que permite el diálogo y articular los nuevos temas, no pasa de ser un paliativo o una fase preparatoria, ya que los intereses disciplinarios y las estructuras mentales permanecen”.[10]

Bertrand no creía en la manera de hacer ciencia mediante el análisis ni en los puentes que puedan construirse. Él buscaba un nuevo sistema de conocimiento respecto a propiedades emergentes que, efectivamente, no pudo sistematizar.

Directrices de George Bertrand

Resulta importante destacar que la definición de la geografía no es el único aspecto que debe conocerse para sospechar sensatamente el resultado de una directriz epistemológica en general. La definición básica, según Bertrand, que guiaba el estudio de la geografía era el “estudio global del medio ambiente humano”. Y le rinde homenaje a Vidal de la Blache así como a Max Sorre por haber brindado esta propuesta, así como por mantener a la geografía como la mejor bisagra entre las ciencias humanas y las ciencias naturales.

Mientras Bertrand esto decía en Francia, resulta interesante leer a un propulsor de la geografía teórica, quién si acertó en muchos planteamientos, conceptos y modelos propuestos, como es William Bunge en Norteamérica. Sin embargo, la definición de geografía que toma en cuenta durante su etapa central de desarrollo puramente cuantitativo es la de Richard Hartshorne, quien indicó “La superficie de la tierra como morada del hombre”. Esta definición es prácticamente la misma que la de su colega francés.

Por lo tanto, a pesar del sesgo antropocentrista de la definición de Hartshorne, recogida por William Bunge, [antropocentrismo que se mantuvo en Peter Haggett], no fue tanto la definición de geografía lo que guió la revolución metodológica anglosajona y nórdica, sino la confianza en las fuentes espaciales y matemáticas, ambas de tradición griega, las que guiaron el quehacer intelectual de los geógrafos anglosajones y nórdicos, en medio de una creciente confianza por la unidad del conocimiento científico.

Es decir, no solamente partían de la definición de geografía, la cual era semejante, había que tener en cuenta el trasfondo. En este caso, el trasfondo matemático-espacial griego recogido por la geografía cuantitativa fue superior al trasfondo historicista-relativista de los geopaisajistas, entre otros semejantes, que los llevó a un sinnúmero de contradicciones y errores de todo tipo.

Conclusión

George Bertrand fue un geógrafo enfocado en el estudio del paisaje para promover un nuevo eje de desarrollo de la geografía e integrarla ante la desmembración que sufría esta disciplina en su seno, con la división entre geografía humana y geografía física, así como ante la aparición de nuevas disciplinas que estudiaban el medio-ambiente.

Su propuesta recogida de los geopaisajistas anteriores a él, lo llevó a proponer un nuevo sistema de conocimientos que se enfocase en las propiedades emergentes de los sistemas, que el mismo Bertrand denominaba “ciencia diagonal”. En el camino cerró las posibilidades al análisis de los paisajes, así como a la necesidad de delimitar los mismos. El desarrollo de sus ideas lo llevó al aislacionismo e incluso a no creer en la interdisciplinariedad por apostar en un sistema metodológico que aún no existía y que no pudo crear.




[1] Pensamiento geógrafico, Josefina Goméz et al; pág. 326.
[2] Denominaremos “geopaisajistas” a los geógrafos que buscaban encontrar en el paisaje a su objeto de estudio.
[3] Denominaremos “georegionalistas” a los geógrafos que buscaban encontrar en la región a su objeto de estudio.
[4] Para mayores detalles puede revisarse el portal de Geocrítica donde encontrarán muchos artículos sobre los problemas epistemológicos en la geografía, y las claras diferencias entre los geógrafos según su país natal.
[5] Ibíd.467.
[6] Ibíd. Pág. 462.
[7] Ibíd. Pág. 461-462.
[8] Ibíd. 462
[9] Ibíd.467.
[10] Ibíd. 468.

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2 comentarios

  1. Muy interesante articulo. Creo que Bertrand tambien tiene un problema al negar un analisis sectorial en el paisaje, es decir si se llegara a delimitar el paisaje este seria parte, junto a los paisajes que lo rodean, de un paisaje mayor a una menor escala. Es decir seria una parte, elemento o miembro de un paisaje mayor de acuerdo a la teoría de sistemas, por tanto se justifica un analisis por separado de los elementos para una posterior integracion. Asi Bertrand manifieste su intencion de ver al paisaje como un todo, este todo ya es una parte, a menos que exista una determinada escala para la identificacion de paisajes.
    Saludos y espero sigan con este tipo de publicaciones.

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    1. Efectivamente Miguel. Gracias por tus comentarios. Seguiremos trabajando.

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