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Huamantinco, T. Kuhn y el paradigma en Geografía

10:28

 Autor: Alex Carrillo Díaz


¿La geografía cuenta con paradigmas?


La profesora Huamantinco siempre nos recordaba que la Geografía es una disciplina especial, ya que en el seno de su comunidad, los especialistas volvían a formularse eventualmente la misma pregunta acerca de su identidad: ¿quiénes somos? Los geógrafos, cada cierto tiempo, decía la profesora, volvían a preguntarse qué es la geografía, qué es un estudio geográfico.


Al reflexionar sobre este aspecto de la ciencia geográfica, cabe preguntarse si efectivamente es una característica propia y especial, o si otras disciplinas también pasan por esta etapa de cuestionamiento existencial. Vistas desde afuera, las disciplinas maduras, como la física, la matemática, entre otras, no parecen obsesionarse con preguntas tan esenciales acerca de si mismas; en vez de eso, su comunidad esta ocupada en resolver problemas teórico-prácticos, y no cuestiones epistemológicas o metodológicas. En cualquier caso, si existiera un movimiento (que existe, por supuesto) filosófico en las ciencias maduras, difiere en gran medida del existente en la geografía, particularmente en cuanto a la especificidad de sus debates. En la geografía, los debates aun no son tan finos ni detallistas. Son debates gruesos y ligeros, al punto que casi cualquier recién iniciado puede ponerse al tanto de lo que pasa sin una preparación tan rigurosa (compárese el nivel de preparación que requiere debatir los fundamentos de la física cuántica, respecto a discutir cualquier tema de la geografía).


Sin embargo, no siempre ha sido así. Alguna vez, en la antigua Grecia, era posible ponerse al tanto del estado del arte de la física con una preparación menos exigente. Es decir, la física griega estaba más cerca del sentido común y de las charlas de café que de una pesada lectura de los Principia Mathematica de Isaac Newton. Esto supone que las ciencias pasan por etapas, de menor a mayor complejidad por supuesto, pero también pasan por periodos en los que existen debates esenciales a periodos en los que no los hay. Y de alguna manera parecen estar correlacionados. Por ejemplo, fue el caso de los filósofos naturalistas, que se preguntaban cuál sería el agente principal del estudio de la física, que podía ser el agua para Tales de Mileto, el fuego para Heráclito, los famosos cuatro elementos naturales para Empédocles, el átomo para Leucipo y Demócrito, o el número para Pitágoras y sus seguidores. Aun estaban lejos de concluir que el núcleo de su disciplina se escribiría en términos abstractos como el álgebra, el cálculo y las fórmulas que desprecian la materia (lo cual se podría definir como el establecimiento de un paradigma, lo cual veremos más adelante).


Esta evolución de las disciplinas ha sido explicada de modo claro y documentado por Thomas Kuhn. Su interpretación del proceso puede ayudarnos a comprender mejor la situación de la geografía. En una sección titulada “La ciencia normal como solución de rompecabezas”, Kuhn comenta que los científicos, por regla general, ignoran las bases de su propia disciplina, es decir, las reglas que fundamentan su conocimiento. Pensemos en la mayoría de la población que, por desconocer los axiomas de la matemática, no está impedida de resolver problemas de aritmética. Sin embargo, si no conocemos las reglas, ¿qué conocimiento fundamental es el que guía al estudiante? Kuhn considera que es el paradigma, el cual, sería producto de la capacidad de nuestros cerebros de establecer reglas de familiaridad y de causa-efecto aun sin llegar a saber qué hay detrás de lo aparente, es decir, sin conocer las reglas de juego. En ese contexto, Kuhn nos explica por qué las comunidades de especialistas comienzan un debate sobre la esencia de sus disciplinas, semejante al que inician los geógrafos que estudian el pensamiento geográfico:


La ciencia normal puede avanzar sin reglas sólo en cuanto la comunidad científica pertinente no ponga en tela de juicio las soluciones concretas conseguidas a los problemas. Las reglas, por tanto, deberían volverse importantes, desvaneciéndose la típica falta de interés por ellas, siempre que considere que los paradigmas o modelos son inseguros. Además, eso es exactamente lo que ocurre. El periodo preparadigmático en particular está regularmente marcado por debates frecuentes y profundos acerca de los métodos, problemas y normas de solución legítimos, si bien sirven más bien para definir escuelas que para producir acuerdo. (…) Además, este tipo de debates no desaparece de una vez por todas cuando aparece un paradigma. Aunque prácticamente no existen durante periodos de ciencia normal, reaparecen regularmente un poco antes y durante las revoluciones científicas, aquellos periodos en que los paradigmas primero están siendo atacados y luego sometidos a cambio” (Kuhn, 167-8).1


Se puede extraer de la lectura dos lecciones importantes: Primero, si la geografía vive un periodo de debate fundamental es producto de la inseguridad de su base de conocimientos (reglas, modelos o paradigmas). Segundo, que la proliferación de escuelas de pensamiento no es síntoma de posible unificación sino de división, lo cual podría empañar cualquier visión que busque unir las escuelas de pensamiento geográfico. Dados estos síntomas, es válido considerar que la geografía vive una etapa preparadigmática, o aun más, aparadigmática.


¿La geografía vive una crónica crisis paradigmática? ¿Existe o ha existido algún paradigma geográfico? Son preguntas que merecen una sigilosa reflexión.


1 Kuhn, T., (1971) La Estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica

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