Lomas de Lachay, Atiquipa, Iguanil y la estimación del impacto humano-ambiental

16:05


Lima.- 1 de Febrero del 2015

Desde hace algún tiempo tenemos en mente hacer una investigación sobre las Lomas de Lima. Nuestra intención es crear un modelo predictivo que pronostique el impacto en un ecosistema de Loma medido espacialmente en función a variables “indirectas”. Uno de los problemas más resaltantes para llevar a cabo esta empresa es conocer un método adecuado para determinar si una loma está dañada o no, por medio del estudio de su vegetación.

El tema del impacto en la vegetación de loma fue tocado en una conferencia organizada por el grupo “Proyecto Lomas” a fines de Agosto del 2014, donde participaron el Ph. D. Edgar Sánchez; también participó un meteorólogo de la universidad Agraria La Molina, quien trabaja en las Lomas de Asia, y nuestro amigo José Manuel Mamani, quien es geógrafo (aquí su blog hablemosdegeografia.blogspot.com).

Los tres coincidieron en la dificultad de determinar el estado de la loma por medio del vigor y tamaño de la vegetación, ya que estos ecosistemas se desarrollan durante el invierno austral en función a variables meteorológicas como la humedad. Un año húmedo significa crecimiento de la vegetación, por lo cual, paisajísticamente, la loma se vería verde a pesar de haber sufrido impactos severos. Por ejemplo, Mamani destacó que en la Loma de Lúcumo, la cual colinda con el socavón de la minera Cementos Lima, al sur de la metrópoli, la resiliencia o capacidad de recuperación de la vegetación de loma es muy alta. Édgar Sánchez fue más lejos todavía y nos preguntó si realmente los humanos podían hacer algo así como “salvar una loma”: “una loma no necesita que la salven, solamente necesita que no la molesten y se recuperará sola”, pronunció. (La razón de la pregunta de Sánchez se debió también a que el grupo organizador de la conferencia está elaborando un proyecto llamado “Salvemos las lomas”).

Lomas de Atiquipa en perspectiva. Fuente: Google Earth 2015.
La fuerte correlación entre la cobertura vegetal en este ecosistema y la humedad atmosférica, no permite que la vegetación sea un indicador fidedigno de la salud de una loma, ya que puede crecer mucha vegetación en una loma fuertemente impactada por el hombre gracias a la humedad y viceversa.

Consideramos que estas ideas pueden analizarse tomando como base los trabajos hechos por Juan Torres et al (1981 y 1988). Este investigador junto con otros colaboradores realizó un par de investigaciones en tres áreas de estudio: La loma de Lachay, de Iguanil y de Atiquipa. A continuación mostraremos sus resultados. Asimismo, se presenta una comparación con los trabajos de José Sotomayor y Percy Jiménez (2008), quienes han investigado la loma de Atiquipa ahora en el siglo XXI. Todo lo cual, busca dejar claro que la medición del impacto humano-ambiental en una loma mediante un indicador vegetal no es tarea fácil, pero quizá sea posible aproximarnos a algún resultado significativo.

Lomas de Atiquipa. Fotografía de Luis Yupanqui.

Medición de la Productividad Primaria en las Lomas

En su primer trabajo, Juan Torres junto a Carlos López Ocaña (1981)[1], estudiaron la productividad primaria de las lomas de Lachay e Iguanil entre los años 1977 a 1979. Posteriormente, entre los años 1988 y 1989, Juan Torres y Carlos Arias investigaron el mismo tema en las lomas de Atiquipa[2].

El método utilizado fue cosechar (arrancar) plantas de un conjunto de parcelas de 1 metro cuadrado en el área de estudio. Estas fueron pesadas y posteriormente calentadas en laboratorio en una estufa a 75°C durante 72 horas hasta retirarle el agua, donde nuevamente fueron pesadas, determinando la cantidad de materia vegetal seca. Con los valores obtenidos, calculaban la producción primaria total de la Loma.
Número de Especies en Lachay e Iguanil

El número de especies en una loma se modifica en función del nivel de humedad existente en un año en curso. En el caso de Iguanil y Lachay, encontramos resultados ciertamente contradictorios con la teoría convencional. Normalmente se indica que un año con baja humedad, supone un aumento de la diversidad vegetal, debido a que en un año de alta humedad, las especies más fuertes se posicionan y desplazan a las xerófitas. Sin embargo, los resultados de Juan Torres, demuestran que en el año húmedo (1977) hubo mayor número de especies que en los años secos (1978-1979). Vamos los siguientes cuadros:

Número de especies “presentes” y en “floración” en las Lomas. Elaborado a partir de Torres et al (1981)

Cuadro 1 – Resultados del año 1977

1977
Hierbas
Subarbustivas - Arbustivas
Árboles
Meses
Presentes
Floración
P
F
P
F
Enero
6
3
15
15
2
2
Febrero
6
4
15
15
2
2
Marzo
5
3
15
15
2
1
Abril
3
3
15
15
2
0
Mayo
2
0
15
14
2
0
Junio
2
1
15
6
2
0
Julio
8
1
15
0
2
0
Agosto
15
10
15
1
2
0
Septiembre
23
13
15
1
2
0
Octubre
13
0
15
1
2
0
Noviembre
6
4
15
0
2
0
Diciembre
6
3
15
4
2
0

Cuadro 2 – Resultados del año 1978

1978
Hierbas
Subarbustivas - Arbustivas
Árboles
Meses
Presentes
Floración
P
F
P
F
Enero
3
1
15
12
2
2
Febrero
2
0
15
13
2
2
Marzo
3
1
15
12
2
1
Abril
3
2
15
9
2
0
Mayo
4
0
15
1
2
0
Junio
2
0
15
0
2
0
Julio
2
0
15
0
2
0
Agosto
10
7
15
1
2
0
Septiembre
15
5
15
0
2
0
Octubre
15
1
15
0
2
0
Noviembre
15
2
15
0
2
0
Diciembre
15
1
15
5
2
1

Cuadro 3 – Resultados del año 1979

1979
Hierbas
Subarbustivas - Arbustivas
Árboles
Meses
Presentes
Floración
P
F
P
F
Enero
3
2
15
8
2
2
Febrero
2
1
15
7
2
2
Marzo
1
0
15
7
2
1
Abril
0
0
15
0
2
0
Mayo
0
0
15
0
2
0
Junio
4
0
15
0
2
0
Julio
4
2
15
0
2
0
Agosto
7
3
15
0
2
0
Septiembre
9
7
15
0
2
0
Octubre
10
7
15
0
2
0
Noviembre
6
1
15
0
2
0
Diciembre
2
2
15
6
2
1


Notaremos que en los años secos (1978-1979) hubo menor número de especies que en el año húmedo (1977). De cualquier modo, este resultado nos revela que las variables físicas y naturales son importantes para modificar el número de especies herbáceas, pero no ocurre lo mismo con los árboles. El número de especies se mantuvo inalterado. Sin embargo, para los propósitos de mensurabilidad del impacto en la loma, el número de especies en si mismo no resulta un buen indicador del impacto humano-ambiental, quizá más útil sea conocer el número de individuos por especie.

Productividad primaria en las Lomas de Lachay e Iguanil

La productividad primaria de este conjunto de lomas disminuyó desde 4 gramos de materia seca vegetal por metro cuadrado al día en 1977, hasta menos de 1 gramo para el año 1979 en promedio. Este último fue un año de baja productividad primaria ecosistémica.

Productividad primaria en las Lomas de Atiquipa

En la loma de Atiquipa, la productividad fue muy baja en opinión de Torres. Incluso utilizó el concepto de los comuneros de la zona, al calificar al año 1988 como “muy malo”. Los resultados se presentan en esta imagen extraída de su publicación.

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Como pueden observar, la productividad primaria solo superó la unidad en setiembre del 88 a una altitud de 900 msnm.

Recorre las lomas de Atiquipa desde Google Maps





Causa principal: Baja humedad

La principal razón de la baja productividad primaria se debe a la baja humedad. Si bien es cierta la afirmación de Juan Torres respecto a que el hombre es el principal agente negativo para la conservación de la loma, los investigadores no pueden determinar el impacto humano de una loma investigando la productividad primaria de las hierbas de un modo directo:

“… Estas formaciones vienen sufriendo una fuerte presión humana, en las últimas décadas sobre todo, generando un proceso de degradación cada vez más acelerado que amenaza hoy con una posible desaparición de varias de ellas, en especial de su estrato arbóreo que, a su vez, es fundamental en su existencia. De aquí entonces la importancia de la investigación de sus procesos ecológicos en la consecución de un planteamiento de uso y conservación sostenidos de estos importantes ecosistemas costeros”. (Arias y Torres, 1989-1990)

Quienes encontraron un alto nivel de correlación entre la humedad atmosférica y el número de individuos en el cerro Barrera en las lomas de Atiquipa fueron Jimenez y Sotomayor (2008)[3]. El resultado fue de 0.79, por encima de 0.64, el punto convencional para considerar que existe una considerable correlación.

El método de la sucesión vegetal

En otra publicación titulada “Patrones de Sucesión vegetal: Implicancias para la conservación de las Lomas de Atiquipa del Desierto Costero del Sur del Perú” (2008), los mismos autores Jiménez y Sotomayor presentaron los resultados para interpretar el impacto en una loma por medio del estudio de la vegetación, haciendo énfasis, como dice el título, en la sucesión.

El método consiste en estudiar la vegetación que apreciamos en la loma e interpretarla como un momento determinado del ecosistema camino a su climax. En ecología, la idea es conocida. Del mismo modo como cuando se deforesta la selva, y las primeras especies en aparecer son las heliófilas (amantes del sol) y después las ombrófilas (amantes de la sombra), ocurre algo semejante en la loma.

El secreto, entonces, sería identificar cuáles son las especies que aparecen tras una perturbación, de tal manera que esas especies serían el indicador del impacto en la loma. Un impacto que, en este sentido, sería mensurable espacial y temporalmente. De tal manera que, aun cuando la loma se aprecie “verde”, sabremos si está impactada o no.

A decir de los autores, en el cerro Lagunillas que se encuentra en la loma de Atiquipa, la presencia de las especies vegetales C. australis y N. physalodes. son muestra de la perturbación que ha sufrido esta zona. Mientras en el cerro Barrera se presentan 4 especies de áreas perturbadas.

Lea un extracto del texto de Jiménez y Sotomayor. Extraído de “Ecología Aplicada” – UNALM

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Conclusión

Los trabajos sobre productividad primaria y número de especies son importantes y necesarios. Sin embargo, resulta complicado determinar el impacto humano-ambiental de un ecosistema de loma estudiando la productividad herbácea, ya que el valor que adquiera depende de la humedad, tanto como de las actividades humanas. Por ello, resulta interesante saber que existe una manera de estimar el impacto de una loma por medio de la presencia-ausencia de especies propias de ecosistemas perturbados, que, en este caso, no corresponden al climax de una loma. A pesar de ello, habría que consultar esta información con los especialistas para definir mejor cuál es el método más apropiado para estimar el impacto de una loma centrándonos en la población herbácea.




[1] 1981. Torres, Juan; López, Carlos; “Productividad primaria neta y sus factores ecológicos en Lomas de la costa central del Perú”; Revista del Centro de Investigación en Zonas Áridas. Vol I.
[2] 1989-1990. Torres, Juan; Arias, Carlos; “Dinámica de la vegetación de las Lomas del Sur del Perú: Estacionalidad y productividad primaria”; Revista del Centro de Investigación en Zonas Áridas. Vol VI.
[3] Jiménez, Percy; Sotomayor, Diego, “Condiciones meteorológicas y dinámica vegetal del ecosistema costero de Lomas de Atiquipa (Caraveli-Arequipa) en el Sur del Perú”. Revista Ecología Aplicada – Universidad Nacional Agraria La Molina ISSN 1726-2216.

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