Lima.- 24 de Enero del 2015
Habíamos comentado en un artículo anterior sobre producción primaria ecosistémica que la energía solar permite el
movimiento de cuerpos, la transmisión de calor, determinadas reacciones
químicas, todo lo cual desemboca posteriormente en un aumento de la calidad
energética, que se torna aprovechable para la biota, mediante la generación de
fotosintatos y tejidos.
La energía solar que llega a la
tierra es importante, sin embargo, no puede ser aprovechada completamente pues es
muy grande y de “baja calidad”. Llegado un momento, tras recibir mucha
radiación, las plantas pueden sufrir estrés, transpirar demasiado y dañarse. Por
ello, es necesario que otro estado de la energía aporte una dosis de ayuda para
que un ecosistema sea altamente productivo, mediante el llamado “subsidio
energético”.
Subsidio energético
Tanto el viento, la lluvia, la
energía mareomotriz o los combustibles fósiles utilizados en la producción agrícola,
por citar algunos ejemplos, funcionan como subsidio energético. Se les denomina
subsidio o energías auxiliares pues los ecólogos consideran a la energía solar
como la fuente de energía primaria. Estas energías auxiliares, son beneficiosas
mientras permitan a las plantas transferir y almacenar mayor cantidad de
fotosintatos[1].
El problema actual es que la
mayor eficiencia económica se encuentra en el uso de los combustibles fósiles,
los cuales son contaminantes. El uso de estos combustibles como energía
auxiliar a la del sol, ha ido aumentando hasta hace muy poco. Actualmente –inicios
del 2015- vivimos una etapa donde se ha reducido el consumo de petróleo debido
a la desaceleración económica de los países desarrollados, pero la tendencia
hasta el momento ha sido aumentar el consumo anualmente.
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Fuente: FAO. |
“En realidad,
la energía para producir papas, ganado vacuno y productos vegetales en la
agricultura intensiva se deriva en gran parte de los combustibles fósiles, más
que del Sol. Los alimentos que consumimos se derivan parcialmente del petróleo”.
(Howard Odum).
La razón por la que se utilizan
combustibles fósiles es su eficiencia productiva, a pesar de que tengan
consecuencias negativas a largo plazo. Un país, con mayor subsidio energético a
sus productores, es decir que usa petróleo,
fertilizantes, plaguicidas, y otros, puede producir muchos más kilogramos por
hectárea que un país que usa pocos subsidios energéticos.
Peso
de cosecha en kilogramos por hectárea
|
||||
País desarrollado con agricultura subsidiada energéticamente
|
||||
Cosechas
|
País
|
1970
|
1990
|
1997
|
Azúcares
|
Estados Unidos
|
9210
|
7940
|
7620
|
Arroz
|
Japón
|
5630
|
6330
|
6420
|
Trigo
|
Holanda
|
4550
|
7650
|
8370
|
Soya
|
Canadá
|
2090
|
2610
|
2580
|
País subdesarrollado con agricultura con poco subsidio energético
|
||||
Cosechas
|
País
|
1970
|
1990
|
1997
|
Azúcares
|
Pakistán
|
4250
|
4160
|
4350
|
Arroz
|
Bangladesh
|
1690
|
2570
|
2770
|
Trigo
|
Argentina
|
1330
|
1900
|
2520
|
Soya
|
India
|
438
|
1020
|
955
|
Ejemplo gráfico de las diferencias en rendimiento entre Estados Unidos y Pakistán desde 1970 hasta 1997. |
Entre el subsidio y la tensión: Umbrales
Si bien es cierto que el subsidio
energético es necesario para aumentar la productividad ecosistémica, este debe
dosificarse en una cantidad apropiada. Un exceso de energía puede dañar el
ecosistema o incluso destruirlo. El exceso de fertilizante puede ser tan
improductivo como la ausencia total del mismo.
“La leve
acción de la marea alta y baja en un pantano salino, en el estuario de un
manglar o en un arrecife de coral, contribuye considerablemente a la elevada productividad
de estas comunidades, pero las mareas fuertes que chocan contra una playa
rocosa de las regiones nórdicas sometida a hielo en el invierno y a calor en el
verano, pueden constituir extractores terribles [de energía]” (Odum et al,
2006). Este ejemplo es aplicable al fenómeno de afloramiento en las aguas de la
costa peruana.
Como se aprecia en la imagen
superior, el subsidio energético (Sub) eleva la prosperidad del individuo en un
ecosistema, pero el exceso de subsidio puede hacer que la prosperidad retorne a
su estado Normal (N), o incluso decaiga a un nivel de tensión (T), o peor
todavía, a uno insostenible donde empieza a ser reemplazado (R) por otra
especie, e incluso llevarlo a un estado letal (L). Lo mismo que ocurriría si la
alimentación no fuese utilizable sino tóxica. Es decir, superado un “umbral” de
subsidio, este se puede volver tóxico, como lo que le ocurre a una persona por
consumir una medicina en exceso.
Medición de la productividad primaria
Según Odum et al.(2006) la mejor
manera de medir la producción primaria es mediante el intercambio de gases. Sin
embargo, destaca que este método es sumamente complicado.
El método utilizado por
diferentes especialistas, incluído el Mg. Sc. Juan Torres, a quien estudiaremos
próximamente, es calcular la materia vegetal seca.
Con ese cálculo, se hacen las
conversiones correspondientes a kilocalorías, y así determinamos la cantidad de
energía depositada en el ecosistema. A partir de estos cálculos, en función a
algunas otras variables, como la palatabilidad y los requisitos alimenticios de
los herbívoros se determina la capacidad de carga del ecosistema. Es decir,
cuanta población de animales puede albergarse en este espacio. He ahí la
importancia de estudiar la producción primaria.
[1]
Fotosintato se denomina a los productos orgánicos de la fotosíntesis, como los
tejidos vegetales.