Diálogo #001: Sobre la mujer como pareja
13:37Hace algún tiempo me encuentro interesado en escuchar una charla entre Percy y Alex. Mi amigo, que los escuchó en una oportunidad, me dejó más que sorprendido cuando me contó de lo que hablaron. Así que, cuando me enteré que se volverían a reunir, no dude en acompañarlos. Para dejar testimonio de lo que decían, intenté tomar nota del diálogo, sin embargo, y a mi pesar, no pude apuntar todas las ideas expresadas en su charla. Solamente anoté lo que conversaron en los primeros quince o veinte minutos, aun cuando su conversación duró más de una hora.
En una noche de invierno, siendo las 19:00 horas, Percy, Alex y mi persona nos encontramos en un supermercado para comprar cervezas baratas con bajo contenido de alcohol.
Percy.— Compadre, que gusto me da el volver a verte. ¿Compraremos un six pack de cerveza como siempre?
Alex.— Compadre, el gusto es mío. Y si compramos dos six pack. Para ahorrar tiempo y no tener que regresar a comprar.
Percy (con gesto pensativo).— Está bien. Si al final sobran, las guardamos.
De camino a la caja registradora para pagar el producto ambos visualizan una mujer joven pagando un producto. Ella viste una pantaloneta corta, pero se encuentra muy abrigada en el torso, usa una casaca.
Percy .— No sentirá frío ¿tu qué piensas? ¿qué busca vistiéndose así?
Alex .— Realmente no lo había pensado pero, ahora que lo dices, quizá busca algo.
Despúes de pensar un instante, Alex retoma.
Alex .— Definitivamente, busca que la miren.
Percy .— ¡Claro!
Pagan en la caja y salen del supermercado. Cruzan la calle y se dirigen a unas bancas cerca de un parque.
Alex .— Percy, pero te has percatado que de todas maneras tenemos que mirarla. No podemos ignorarla.
Percy .— Te refieres a la mujer de la caja, sí. Es que no hay de otra, es el instinto.
Alex .— De acuerdo, pero en mi caso ocurre algo un poco extraño. A diferencia de ti, yo no pensé, como tú me lo señalaste, cuáles podían ser las intenciones detrás de su forma de vestir.
Percy .— ¿Entonces no pensaste en nada?
Alex.— En realidad si pensé en algo pero es un poco extraño. Por alguna razón tiendo a pasar por alto la intencionalidad de una mujer desconocida. O sea, ese tipo de intencionalidad. No pensé que quería ser vista. Al revés, al ver a una desconocida así, muchas veces pienso que puede ser éticamente inocente y hasta servicial.
Percy.— (Se mantiene en silencio).
Alex.— Para ser más preciso, tiendo a pensar que una desconocida tiene los valores y la forma de ser de una de nuestras madres, o de una mujer con el carácter de esa generación. Lo que no entiendo es porque pienso así, cuando realmente una mujer joven contemporánea no parece haber heredado el modo de ser de las mayores.
Percy.— Es que así es la biología. Esa fantasía existe para que te enamores y, rápidamente, busques la forma de reproducirte. Imaginas cosas bellas que no son reales y eso te lleva a dar un paso antes de pensar. A la biología no le importa que pienses, le importa que actúes y te reproduzcas. Es una ilusión.
Alex.— Tienes razón. De adolescente uno se enamoraba sin conocer a la persona más que de vista.
Percy.— Sabes, te cuento algo, lo que guiaba al hombre para relacionarse en el pasado remoto, en las cavernas, no era la observación sino el olfato. Igual que los perros. La vista reemplazó al olfato en los seres humanos. Perdimos la capacidad olfativa, por eso creamos los perfumes.
Alex.— Pero mayormente el olor corporal es desagradable ¿cómo podía ser atractivo?
Percy.— Es que seguramente nuestro olfato cambió tanto desde entonces que lo que antes era agradable ahora resulta asqueroso. Pero no te has percatado que a veces uno quiere oler partes de su cuerpo y lo realiza una y otra vez. Algo debe quedarnos de esa época.
Alex.— Puedes tener razón.
Percy.— Ahora, un hombre sería un imbécil si no es racional en la elección de la pareja. Como me dijo un amigo, una mujer tiene tres cosas: un rostro, un cuerpo y una estabilidad emocional.
Alex.— Qué tal simplificación, no la había pensado.
Percy.— Compadre, nada vale si una mujer no tiene estabilidad emocional. Puede ser bonita o tener un cuerpazo pero no la vas a poder cambiar ni con regalos ni chocolates. Y lo que es peor, va a destruir tu estabilidad emocional y también tu vida. Si no hay estabilidad emocional en una mujer, el resto no sirve.
Alex.— De acuerdo Percy, tienes razón. Pero ¿los problemas con las mujeres tienen que ver con la estabilidad emocional o es un tema generacional?
Percy.— A ver, expláyate un poco.
Alex.— Hace unos días estuve con mis tías mayores en un velorio y eran muy serviciales con todos, especialmente con los hombres. Repartían bocaditos, atendían a los invitados y no se molestaban. Una mujer joven difícilmente es servicial. Una tía me contó que su hijo de 22 años ha tenido un hijo con una mujer de su edad, y ella no lo atiende al volver del trabajo, al contrario, de mala gana le entrega a su pequeño hijo en brazos para que él lo cuide.
Percy.— Es que aquí estamos importando y difundiendo valores que destruyen la familia tradicional. Estados Unidos ahora promueve al movimiento LGTB. Pero también siento que es un tema educativo, ya que esa mala conducta también viene de casa.
Alex.— En la embajada de Estados Unidos flamea la bandera LGTB. He visto, además, no recuerdo dónde, que la Unión Europea hace lo mismo.
Percy.— Alex, en este momento, solo Oriente, es decir, Asia, mantiene la cultura familiar tradicional. Occidente, ya no. En China y Japón, también en Rusia, se siguen los valores tradicionales de la familia.
Alex.— Acabo de recordar que, hace varios años, vino un pariente de Suiza y visitó el Palacio de gobierno. Al ver la bandera del Tahuantinsuyo pensó que el Perú también apoya al orgullo.
Percy (entre risas).— Pero si el Tahuantinsuyo no tuvo bandera.
Alex.— No tuvo bandera, no. No sé el porqué, pero esas banderas son idénticas. En fin, te quería consultar ¿para qué quisiera Occidente destruir los valores de la familia?
Percy.— Creo que quieren frenar demográficamente al mundo. Hay mucha población y parece que Estados Unidos y Europa no están preparados para que su economía crezca tan rápido como lo hace su población.
Alex (con gesto dubitativo).— Que interesante.
Percy.— No olvides que una cosa es educación y otra es cultura. No son lo mismo. Y ahora lo que está consiguiendo Occidente es una bomba de tiempo. Va a crear familias disfuncionales que no tendrán la fortaleza para prevalecer en el tiempo o ser estables. ¿Tú crees que la familia tradicional, tal y como la conocemos, es un invento accidental o es producto de la evolución cultural que permitió que ganara la mejor versión aplicada de familia?
Alex.— Es más probable que sea un triunfo en la competencia cultural.
Percy.— Claro, lo que pasa es que ahora con la tecnología y el internet, se están promoviendo familias entre mujeres, o entre hombres, o incluso la soltería. Demográficamente no va a ser favorable. Parte de todo esto también es promover las ideas feministas.
Alex.— Yo pienso eso también. El discurso feminista ha hecho que las mujeres no sean serviciales y se molestan por serlo. Como dijo mi tía, servir un plato de comida a tu pareja no te hace menos mujer ni menos hombre. Es, ciertamente, una muestra de amor y respeto sinceros.
Percy.— Claramente.
Alex.— Ok, compadre, creo que tengo una buena pregunta. ¿Crees que el comportamiento de las mujeres jóvenes, que no son serviciales, dañará la realización y evolución de una relación de pareja heterosexual? ¿La educación feminista dañará a la familia tradicional?
Percy.— Te cuento una anécdota. En una oportunidad le dije a mi amigo, el francés, que me gustaría conocer a una francesa para tener una relación seria. Sabes qué me dijo. “No lo hagas Percy, no te va a gustar”. Yo pensaba a priori, “pero son bonitas y cultas”. Pero el me decía que una francesa se aburre y te bota. No dura la relación. Al parecer, debido a que crecen con mensajes de independencia y frivolidad desde pequeñas, han adquirido esos valores y poco les importa el amor por un hombre o la realización de la familia.
A partir de ese momento deje de tomar nota ya que la cerveza comenzaba a hacer efecto y la discusión se volvía más compleja. Tomar nota no me dejaba apreciar aquel momento.
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